No deprecies las ideas y preocupaciones de tu cónyuge. Selecciona tus relaciones
y respeta las amistades de tu compañero/a. Es preciso que reconozcas la
diversidad de los gustos, ideas, y vocaciones de aquel o de aquella que se toma
para compartir la vida.
Siempre es preciso comprender que la comunión afectiva en el hogar debe
recomenzar, todos los días, a fin de consolidarse en un clima de armonía y
seguridad.
Señal de luz es aceptar la existencia, mejorándote a ti mismo/a; cumplir la
obligación que el momento te exige; trabajar es servir sin reclamar honores;
recibe las agresiones disculpándolas sin quejas; nunca te desanimes en la
práctica del bien.
En cuanto a la felicidad conviene que no olvides que nosotros transformamos
siempre aquello que amamos. Si te aceptas como eres, dando de ti a la vida lo
mejor que tienes, caminarás mas fácilmente para ser feliz como esperas ser. Tu
felicidad será naturalmente proporcional en relación a la felicidad que haces
para los otros.
La alegría del próximo comienza muchas veces con la sonrisa que tú le quieras
dar.
Prosigue amando y respetando a tus padres, después de formar tu propia casa,
comprendiendo, también, que eso te trae nuevas responsabilidades para el
ejercicio de cuanto es de imperioso cultivar la independencia, pero recuerda
que, el pretexto de la libertad, no es relegar a los padres al abandono.
LOS DIVORCIADOS
Las parejas divorciadas merecen una consideración aparte. Existen muchas
situaciones en que tanto los padres como los hijos se manipulan entre sí. Es
importante que, si has llegado a la decisión de separarte definitivamente, lo
hagas en buenos términos para con quien fue tu pareja y con los hijos.
Resulta trascendental la atención de los hijos. Si no pudieron convivir como
pareja, no le hagas la vida imposible a los hijos. Ellos no son culpables del
fracaso conyugal. No los conviertas en víctimas. No los manipules. No los
transformes en rehenes de la separación. Al contrario, debes tratar por todos
los medios a tu alcance de construirles una vida lo más hermosa y feliz posible.
Es terrible el daño psicológico que los padres pueden causar a los hijos si no
saben mantener una buena relación amistosa entre ellos cuando están separados.
Esos hijos no te pidieron que los trajeras al mundo, por lo tanto es obligación
tuya hacerlos felices de cualquier manera.
Con los suegros. A veces se tiene la tendencia malsana de enfrentar a los
suegros con cierta predisposición negativa. Muchos problemas entre ellos y tú
pueden pasar por los celos, que en definitiva son celos mal entendidos por ambas
partes.
Es preciso actuar con amor por sobre todas las cosas. Con mucho amor. Piensa que
gracias a esos "padres políticos" tienes a esa persona a tu lado. No seas
posesivo/a, ni le impidas a tu cónyuge ver a sus padres. Organiza reuniones con
ellos. Trata de ganarte sus corazones frente a cualquier situación negativa que
se presente.
Piensa profundamente en ello. Y en especial envía amor y recibirás amor.
Lucha desesperadamente con tus propios celos. ¡No tienen razón de ser! Jamás
desprecies la importancia de las relaciones íntimas, con el respeto a la
fidelidad en el compromiso asumido.
“Y cuando el cielo estuviera gris, y se derrame la lluvia, medita en la cosecha
enorme que llegará al campo de tu vida en el hogar y el mundo, y luego
disfrutarás de la belleza de las flores que surgirán en tu jardín”.