LA COMUNICACIÓN EN
EL MATRIMONIO

 


 






Muchas veces la realidad de la vida nos muestra que las expectativas creadas durante el noviazgo no se corresponden con lo que resulta luego el matrimonio. Aparece el desencanto; la desilusión, en algunos casos.
Tal cosa sucede porque el matrimonio, no trae sello de garantía, una libreta de matrimonio no es garantía de felicidad y fidelidad. Es algo que cada uno en particular, cada pareja en especial, debe buscar y conquistar a diario. La vida matrimonial cambia con el tiempo y las circunstancias. Las personas evolucionan y la propia relación de los esposos varía con el tiempo. El cambio puede ser favorable o desfavorable: puede convertirse en algo mejor, o suponer por el contrario un retroceso. O también esa vida matrimonial puede quedarse estancada.
El periodo inicial del matrimonio es difícil. Los primeros años de casados son una etapa de acoplamiento: se descubre al otro y a uno mismo en relación con el otro. La vida diaria que hacía cada uno da un vuelco. De repente, dos que se veían con alguna frecuencia, se encuentran compartiendo sábanas, manteles, cama y el sofá preferido. Aparecen las primeras preguntas:
¿Este es el hombre del cual me enamoré?
¿Es ésta la mujer que tanto me enloqueció?
La respuesta es afirmativa pero lleva una sombra de duda. Claro que sí se le quiere al otro, ¡y de verdad!, pero hay que aprender a seguir queriéndole en su nueva faceta.
Es el momento de la comunicación: hay que hablar, cambiar impresiones, idear la forma de mejorar al otro con cariño, darle la colaboración pero nunca la imposición.
Es la etapa en la que hay que aprender a ponerse de acuerdo. Son años en los que ver lo bueno del otro, antes que sus defectos, resulta una sana práctica de confianza y aceptación.
Lo que en esta etapa se consolide de manera positiva, gracias a la comunicación de ambos, supone el inicio de un largo trayecto que permitirá el buen rodaje de la relación conyugal. Cuando en esta época se comparten problemas y dificultades, la buena voluntad de ambos los hará desaparecer o, en el peor de los casos, disminuirán de importancia.
Superada la primera etapa, marido y mujer comienzan la andadura de un matrimonio adulto. La pareja se encuentra centrada en sus funciones de padres y de profesionales. Habrá mejor comunicación conyugal si, además de saber lo que se quiere decir, cómo decirlo, porque se conoce a quien va a escuchar. Si, como se dice, rectificar es de sabios, es en esta etapa en donde habría que hacer más énfasis en la necesidad de empezar de nuevo cada día, renovando tanto la afectividad como los proyectos.
El silencio y la poca comunicación conyugal en esta segunda etapa pueden ocultar conflictos matrimoniales que, de no hablarse o solucionarse a tiempo, llevan a conflictos para la convivencia familiar. Cuando el objetivo es claro se camina en la misma dirección.
En un matrimonio bien avenido el matrimonio debe marchar bien, no puede haber entre ellos disgustos especiales y deben comprenderse mutuamente.
Para Él todo debe ser perfecto: tiene una mujer que le quiere: siempre le espera en casa, abnegada, y se preocupaba por su trabajo.
Ella si no ve tan despejado el panorama, se sentirá interiormente insatisfecha, verá que no pasa nada y eso es justamente lo que le preocupará. Tendrá la sensación de que cada vez que hable a solas con su marido, él la oirá pero no siempre la escuchará.
Si Ella decide al principio callar, por temor a no verse comprendida y se limita a no confiarle nada suyo, a cumplir en casa y nada más, se iniciará así un periodo de "guerra fría" en el matrimonio que no conducirá a nada bueno en el futuro.
Ella deberá ver que es absurdo que queriéndose, estén haciéndose daño. No pueden seguir así, sin aclarar la situación. Debe hablar con Él.
El amor hacia su marido es motivación más que suficiente para que Ella tome la responsabilidad de salvar la situación. No es que ocurra nada grave que ponga en peligro la estabilidad conyugal, pero ambos se sentirían incómodos, ninguno cedería, y cada uno pensará que es el otro quien debe abordarle. Para esto es muy importante la comunicación.
El propósito firme de Ella le valdrá una recompensa: después de un rato largo de mutuas consideraciones quedará claro el malentendido de ambos, las interpretaciones erróneas, todos y cada uno de los aspectos que en adelante deberán evitar. Para los dos quedará claro que ante cualquier diferencia que se presente lo primero será hablar para intentar resolverla.
Él pensará que su mujer no es un amigo más o un compañero de trabajo, ella es diferente y, aunque comparten lo mismo, su visión de las cosas varía.
Esto es lo que logra la comunicación abierta en el matrimonio, no hay que callarse nunca, tampoco ahogar los sentimientos, pues eso hará que el matrimonio falle siempre.
Y no Olvidar nunca que:


CUANDO UNO HABLA HAY OTRO QUE ESCUCHA


 

Ludy Mellt Sekher©
 

 


Fragmento de "Haz de ti un Triunfador"
I.S.B.N.2.823.-331-25-9
©Ludy Mellt Sekher
©Editorial L.M.S.
Montevideo Uruguay

 

 

 

 

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