La pareja que continúa enamorada toda la vida, se ha unido en principio, por los
lazos indisolubles de un gran amor. Siempre se mantiene ese amor verdadero.
Existe la comunicación, la comprensión, el apoyo, el orgullo por el otro, la
satisfacción constante de darle todo del uno al otro. No existen el egoísmo, los
celos y las dudas.
Uno es espejo del otro, y cada uno mantiene su espacio, sus gustos y sus
necesidades en función el otro. Se protegen como fieras ante las amenazas de la
vida y de terceros.
Se cuidan la salud física y psicológica, se auxilian contra problemas sociales
y/o religiosos, intercambian experiencias, reducen los miedos y alientan la
confianza en ambos como individuos, favoreciendo así un estilo de vida
totalmente saludable.
Evitan competir entre ellos, incluso por el amor de sus hijos.
Se alegran del bienestar y los logros de la persona que se ama, la admiran y la
ayudan a crecer.
Sus expresiones son de buenos propósitos que mejoran cada día la relación
amorosa.
Cuando surge un conflicto, dialogan y deciden juntos la mejor estrategia para
los momentos tensos.
Evitan repetir los moldes del pasado y no dejan que su vida se anquilose con
ideas preconcebidas de lo que es y no es posible, y lo que es propio o no de
cada uno.
Se dan la oportunidad de cambiar cada día, lo que resulta muy satisfactorio.
Consiguen que las virtudes pesen más que los defectos. Cuando recuerdan su vida
amorosa, tratan siempre de olvidar los malos momentos, al contrario, enaltecen
mucho más aquellos buenos y las cosas que funcionaron, inclinando la balanza del
lado del bienestar compartido.
Comparten las tareas domésticas. Las actividades hogareñas, como hacer las
compras, fregar o planchar.
Recomienzan siempre y cada día nuevos desafíos. Sueñan alto, quieren lo mejor de
lo mejor, pues la vida les trae aquello que desean:
Tiran afuera todo lo que los ata al pasado, y todas aquellas cosas que les
traigan malos recuerdos.
Recuerdan que somos capaces de amar mucho viven del amor.
Tienen la gentileza del perdón que comprende y espera a tiempo. Se llegan a
sentirse muy agraciados. Por eso, lo que antes eran sueños, hoy son realidades
para ellos.
La agitación, la prisa, y la ansiedad son cosas que no sienten, porque tienen
esa fuerza interior, que esta centrada en Ese amor Verdadero, que,
silenciosamente y con toda tranquilidad, restaura la calma, el equilibrio y la
armonía en el alma.
En los momentos de angustia, siempre buscan alguna cosa que los haga restablecer
la paz. Todo lo logran con el ¡AMOR!!