Las Madres existen para seguir corriendo,
aunque lo hagan con las piernas temblando.
Las Madres continúan siempre luchando,
aunque todo aparente estar perdido.
Ella sufren, aunque no se quejan,
porque el dolor pasa, la lágrima se seca,
y el cansancio se renueva cada día.
Aunque no sepan nadar se tiran al agua,
aunque no sepan volar remontan el vuelo.
Las Madres existen para darnos fuerza.
Las Madres son Madres de todos los días
no de un día solamente, son eternas!
Las Madres tienen algo que nunca desaparece,
la fe, la esperanza, la certeza de un mañana.
Las Madres visten a la realidad de sueño,
a nuestras ilusiones las vuelven realidades.
Las Madres nos enseñan la verdad de sus almas.
Las Madres existen para abrirnos los ojos a la vida.
Las Madres no pueden cambiar el mundo,
no pueden arrancar el dolor de la tierra,
pero sí pueden, resolver todos nuestros problemas.
Las Madres todo su amor nos pueden dar.
Las Madres nos enseñan que todo es breve,
que miremos con amor cada conflicto.
Las Madres nos cambian lo malo en bueno,
Las Madres truecan nuestras tristezas en alegrías.
Para las madres, cada noche es su última vez,
y cada amanecer es un comienzo de vida.
Y aunque algunas personas se vayan,
y los problemas continúen, ellas son Eternas.
Las Madres existen para no dejarnos
en medio del camino, aunque se hayan ido,
porque siempre estarán a nuestro lado,
son ángeles que desde el cielo nos cuidan
Las Madres son alguien que siempre te espera
alguien que te sigue, alguien que va contigo,
alguien que te seguirá siempre, siempre...
porque... Existen... y son Eternas
Son nuestras Madres!
Ángeles en la tierra!
Madres
Ángeles en el cielo!
Cuando
sientas un tierno y nuevo temblor
en tu vientre fecundado con legítimo amor.
Cuando veas que tu sueño del pasado
es hoy una realidad que palpita profundo,
en tus entrañas colmadas de existencia,
y tu corazón rebosante de amor maternal…
Ya Eres Madre
Luego te despertarás durante las noches
con su llanto en una desvelada madrugada,
Lo verás dormirse enredado de tu seno.
Su ternura te acariciará como ángel dormido,
que acaricia tu piel y tu amor le alimenta.
Al ver a tu niño tranquilamente dormido,
Ya Eres Madre…
Después resplandeciente pasearás a tu hijo,
le hablarás de las flores y de las mariposas.
Verás los rayos del sol peinando sus bucles
Verás el oro precioso de ese regalo de Dios.
Y cuando veas otros niños en el parque
Pensarás segura: “El mío es más lindo”…
Ya Eres Madre
Muchas noches te despertarás inquieta
y en silencio irás a su cuna a ver si respira.
En otras madrugadas tendrás que bajarle
la fiebre y junto a su cuna estar desvelada
Como ángel guardián nadie te sacará
de su lado hasta no verlo bien sanito…
Ya Eres Madre
Cuando por primera vez te diga “mamá”,
Cuando lo impulses en sus primeros pasos,
Cuando lo lleves el primer día al colegio
Cuando te muestre con sus primeros dibujos,
Sentirás el alma henchida de orgullo
Y ese amor que te desborda las venas…
YA ERES MADRE
EL AMOR MATERNAL
Con la maternidad,
tienes la maravillosa oportunidad de sentir
y ver crecer una personita dentro de ti.
La maternidad implica responsabilidades,
pero te da experiencias gratificantes.
Tienes a quien mimar con cariño cada mañana.
Tienes la excusa perfecta para no haber ordenado la casa.
No te desesperas con la misma facilidad
al oír el llanto inconsolable de un bebé en la calle.
Tienes más paciencia porque ya sabes de qué se trata.
Descubres que puedes confiar en tus instintos.
Te puedes comportar de manera infantil
cuando estás con tus hijos y nadie te dice nada.
Se te olvida tu cuerpo y la sensación de vejez
cuando tu hijo de dice con dulzura:
“Eres más bonita que una princesa”.
En los momentos más duros de la vida,
basta con que observes el rostro de tu hijo
y te das cuenta que todavía existe la esperanza.
Sabes que en el mundo al menos una persona
considera que eres buena en todo: tu hijo.
Comienzas a comprender que tus padres
no actuaban mal cuando te corregían
y llamaban la atención.
Ellos sólo intentaban educarte de la mejor manera,
al igual que ahora lo estás haciendo con tu hijo.
Tu hijo te hace sentir bien y te llena de amor
sin esperar nada a cambio.
Logras escuchar esas primeras palabras
de tu hijo: “Mami, ¿Te sirvo el desayuno yo, hoy?”
Te sientes una reina en matemáticas
cuando le ayudas a tu hijo en su labor escolar.
Cuando llegas a casa y tu pequeño
te recibe con un beso y un abrazo,
se te olvidan el cansancio y la indisposición
que dejan los agotadores días de trabajo en la oficina.
Tienes el poder de brindar amor y seguridad
en un mundo lleno de peligros.
Realizas y disfrutas cosas que tal vez nunca habías
imaginado llevar a cabo por tu cuenta.
Puedes leerle a tus hijos los libros
que te cautivaron cuando eras pequeña.
Ves la magia y la belleza en cosas
que nunca te detuviste a observar .
Le das a tus hijos el mismo regalo
que te dieron tus padres: el don de la vida.
Tienes a alguien con quien compartir las actividades
que a tu pareja le disgustan como coleccionar
estampillas, ir de compras o comer helados.
Puedes sorprender algún día a tu hijo
y complacer sus caprichos.
Aprendes de tu hijo cosas que ignorabas
como el nombre de la luna más grande de Júpiter
o el de una planta que se encuentra en tu jardín.
La risa de tu hijo te hace olvidar un mal día.
Vuelves a escuchar aquellas frases
que utilizabas cuando eras joven.
Te emocionas cada vez que tu hijo te dice:
“Tú eres la mejor mamá del mundo”.
“Eres la mamá más linda del mundo”
Te asombra el tener el coraje y la fortaleza
que nunca creíste que ibas a tener.
Tienes nuevamente oportunidad de disfrutar
los dibujos animados, esta vez al lado de tus hijos.
Ahora más que nunca aprecias el valor y
la importancia de tener un tiempo para sentarte
y leerle un libro tranquilamente.
Adquieres agilidad y aprendes a organizarte,
Porque ahora sí conoces el verdadero amor,
EL AMOR MATERNAL
