Transitando por la vida
te encontrarás con mil caminos,
irás forjando tu destino
con el sudor de tu frente,
y fertilizarás la tierra
con las lágrimas de tus ojos.
Cuando a veces no sepas
si mañana brillará el sol
radiante como otro sol
en la sonrisa de un hijo.
Sigue soñando mujer
que Dios te dará ese hijo
cuando menos lo pienses
y cuando el lo disponga.
Cada instante será preciso
para que alimentes ese sueño,
que aunque comenzó pequeño,
fue creciendo con el tiempo,
dibujando un firmamento
de estrellas por alcanzar,
para un día así llegar
a conocer por ti misma,
lo que el amor significa...
detrás de esas miradas,
que hoy son canciones y versos
que son para ti la guía,
para emprender esta marcha que ha sido
tu compañera de tus noches y tus días...
Despertando la armonía
con la que quieres vivir...
para siempre compartir
una palabra de aliento,
para aquel que va buscando...
para dar un sentimiento,
o para el alma abatida
que solloza por amor,
quizás por el dolor
que a hecho nido en tu pecho.
Comparte lo bello de la vida,
disfruta cada instante
como si fuera el primero,
para en días venideros
puedas mirar atrás y saber,
que diste de ti
lo mejor y aquello que más querías...
Vuela siempre en las alas
que el amor te ha regalado...
y tu legado será...
hacer siempre lo mejor,
dar de tu corazón todo aquello que ha nacido,
porque de allí han nacido muchas cosas .
Da una palabra o caricia
al que cruce en tu camino,
y siempre querrás ser
como el día de mañana...
donde todos miren siempre,
con esperanza y consuelo...
Quita de tus ojos la huella que da el dolor...
dibuja una sonrisa en la cara de los niños...
Entrega con cariño
tus manos de niña madre
a cualquier niño abandonado...
donde siempre volará
con las alas de tu alma,
y sentirá de ti la calma
que le darás con tus besos...
Una pareja que no puede tener hijos siente sentimientos de tristeza,
frustración y culpa, pudiendo incluso producir una crisis en la pareja. La
forma de reaccionar de cada persona depende de diferentes factores: Cuando
no se consigue el embarazo se puede correr el riesgo de causar diferencias
entre los esposos, incluso la ruptura.
En el caso de que el problema pueda tener solución y se haya optado por
seguir un tratamiento de fertilidad, es frecuente que desde el comienzo de
éste aparezcan síntomas de ansiedad debido al temor a no lograr el
embarazo y a que las parejas pierdan interés por las relaciones sexuales.
Éstas quedan programadas para los días más fértiles buscando un objetivo,
por lo que dejan de ser espontáneas.
En otros casos, la pareja se encuentra ante la noticia de que no pueden
tener hijos y, a pesar de llevar tiempo intentándolo, generalmente
reaccionan con incredulidad y sorpresa. Pasan de la ansiedad por lograr el
embarazo a un sentimiento de tristeza y frustración, que hace que en
algunos casos las parejas entren en crisis. A partir de esta noticia
tendrán que planear su futuro de manera diferente.
Casi todas las parejas estables, tarde o temprano, organizan su vida con
la idea de tener hijos y dan por supuesto que así será. Cuando llevan
tiempo intentándolo y no lo consiguen crece la ansiedad, pero el
desconcierto y el dolor llega cuando las pruebas médicas confirman las
sospechas.
A partir de ese momento el sufrimiento, la frustración, la culpa y el
fracaso es común en las parejas.
El impacto emocional que esto causa, afecta ahora su proyecto de familia y
sus planes futuros no van a ser como esperaban y tendrán que reorganizar
su futuro adaptándose a la nueva situación. Aceptarlo y asumirlo cuanto
antes es la mejor solución para evitar más sufrimiento.
La forma de reaccionar de cada persona ante la imposibilidad de tener
hijos suele variar según la personalidad de cada uno, el ambiente social,
familiar y cultural, la edad, el sexo, y al amor por supuesto etc. Sin
embargo, hay una serie de características comunes que diferencian la forma
de reaccionar de los hombres y las mujeres.
Por lo general, los hombres tienden a no hablar sobre el tema, prefieren
evitar las conversaciones acerca de su esterilidad, incluso tratan de
evitarlas con su propia pareja, produciéndose de esta forma un
distanciamiento y una falta de comunicación entre ellos. Sin embargo, en
las mujeres no existe este sentimiento de vergüenza, pero generalmente en
ellas el sufrimiento es mucho mayor, ya que el concepto de mujer y
maternidad han estado tradicionalmente unidos y, aunque esto empieza a
cambiar, la maternidad siempre ha sido un objetivo de la mujer y, en
cierto modo, puede considerar que su vida está incompleta sin hijos.
Toda esta situación, provoca estrés en sí mismo, no es una causa de
infertilidad pero sí es un factor psicológico muy importante a tener en
cuenta. Aunque no está demostrado que influya en la posibilidad de que se
produzca o no el embarazo, se sabe que muchas mujeres que no consiguen
quedar embarazadas, cuando se olvidan durante un tiempo de esta obsesión,
o cuando sus circunstancias laborales o familiares cambian y son menos
estresantes, o adoptan un hijo, luego logran el embarazo tan anhelado
sorpresivamente. Sin embargo, la medicina actual cuenta con múltiples
técnicas y tratamientos para ayudar a estas parejas a concebir por lo que
se debe de agotar todos los recursos si se desea ser padres.
Ante la noticia de la dificultad de concebir no debe haber desánimo y no
pensar que si no se es madre no existe familia, por el contrario debe
cultivarse la relación de pareja aun más, y mantener una buena relación,
aceptando que la felicidad y la realización no dependen de lo que tengamos
sino de quienes somos. La otra opción en estos casos, es explorar la
posibilidad de convertirse en padres adoptivos. Existen cantidad de
matrimonios que están viviendo una experiencia realmente placentera al
haberse convertido en padres con hijos adoptados.
DESDE OTRO PUNTO DE VISTA
En la actualidad se considera que no tener hijos es tan correcto como
tenerlos. El tener hijos es una elección y no una obligación.
Los mitos
del pasado y las presiones sociales cada día van quedando atrás. Antes las
mujeres eran madres como parte de ser mujer, tenían hijos quisieran o no,
se les decía: "las mujeres nacieron para ser madres" y no se tenía otra
opción. No podemos negar que el ser padre y madre genera gran alegría y
satisfacción, pero a la vez sabemos que es una tarea dura, que implica
sacrificio y sobre todo mucho amor.
Es decir, la paternidad - maternidad es una elección. Y como parte de esos
cambios también se ha involucrado al hombre en la crianza de sus hijos.
Ahora, se les recomienda a las parejas que desde antes de casarse
reflexionen y hablen acerca de ese tema:
"¿Cuántos hijos quieren tener?"
"¿Queremos tener hijos o no?"
"¿Qué significa ser padre y madre?"
ALGUNOS EJEMPLOS:
Uno de las reflexiones extremas describe el deseo de maternidad como algo
obsesivo, como una necesidad ineludible, que se sitúa en una dimensión
genérica, como algo encarnado, cercano al instinto. Es algo que está más
allá de la mujer, no ya como individuo, sino como persona.
Escapa a su voluntad, a su capacidad para racionalizar, e incluso a sus
emociones. Encontramos "sorprendentemente" a mujeres con un perfil
ideológico y social muy alejado del de la "mujer tradicional".
Ella tenía muy claro que quería quedar embarazada, que le estaba constando
la salud y muchas cosas, pero era como imperativo, que tiraba de ella, muy
fuerte… con un deseo muy grande, que en ningún momento, responde a la
función biológica.
Deseaba tener un hijo y no quedaba embarazada y se sentía como muerta en
vida... su trabajo quedaba muy lejano, sus amigos quedaban lejanos, todo
lo demás quedaba lejano, esto era su figura, su principal objetivo.
En el lado opuesto encontramos lo que dicen aquellas mujeres que ven que
su vida ha estado marcada por la imposición de un modelo de mujer y de
vida en el que no se reconocen pero es "el suyo", casi como "un negativo"
de su verdadera voluntad.
Llegan e expresar que no han deseado nunca tener hijos, no han sentido eso
de "la llamada de la madre", pero saben que socialmente no es una opción
legítima, y por ello, en todas sus "batallas" ha sido vencidas.
O se quedan solas y rompen con todo, o siguen en una espiral sin salida,
en un camino en el que cada vez se reconocen menos. Su pareja, su familia,
la educación religiosa recibida...todo las ha abocado a una situación
contradictoria y enormemente conflictiva en términos personales.
Una variante significativa se formula cuando se reconoce que es el deseo
de la pareja, del marido, o la esposa el que empuja, el que se expresa
como más fuerte que el del otro.
La sensación de perplejidad que esto produce conduce a intentos de
explicación que pasan frecuentemente por un cuestionamiento del deseo de
la pareja como "verdadero deseo" de tener hijos. Bien porque en realidad
lo que se descubre en el hombre es el sentimiento de "ver amenazada su
virilidad", bien porque se considera que la maternidad y la paternidad son
diferentes, y no tienen las mismas implicaciones, ni simbólicas, ni
físicas, ni materiales en términos de dedicación a los hijos.
Él niega la obsesión, niega la efectividad de las presiones sociales, y
trivializa el motivo de la búsqueda de hijo. Lo describe como algo más en
una vida plena, en un sentido casi material y hedonista, anclado en una
imagen de la sociedad de consumo, en la que el hijo formaría parte del
"conjunto estándar". En cambio su esposa seguirá siempre soñando con tener
ese hijo.