A MI HERMANA MAYOR
Hermana querida, yo no te olvido nunca.
Hermana a veces lejos, a veces cerca.
Quiero romper los cercos que nos separan
y dejar en tus sienes mi señal solitaria.
Con hambre y sed de cariño y respeto,
de labios que digan tu nombre y tu familia.
Yo, tu hermana, perdida en la noche ermitaña
no aprendí tu limpia semilla cristalina.
Fuiste flor nacida en las piedras,
racimo de glicinas en la hondonada,
el tronco firme del árbol en la alborada,
copa de lluvia mansa llena de hermosura.
Pasaste por la vida como un ángel caminante
con un manantial de agua regando mis sueños.
Llevabas el cántaro de agua que humedecía
mis flores y hacia brillar las plumas de mis alas.
Hermana mayor, henchida el alma de ternura,
con tu miel secreta endulzabas nuestra alma.
Con tu canto de esperanza y tu alma clara
Trajiste un hijo al mundo con tu propia vida.
¡Qué poco fuiste mía, hermana amada!
Dulce hermana, qué poco, toda nuestra!
Que corto el tiempo de vida en que fuiste
como blanca nieve entre las llamas.
Hermana dulce y sola, atalaya de preciosura,
sobre tu recuerdo voy a tu encuentro.
Pasaron años de polvo y tu recuerdo de hermosura
me aúlla como un lobo lunar en el pecho arrollado.
Pero Dios te quería a su costado…
porque le faltaban Ángeles en el Cielo.
Para Marita con amor
de Ludy Mellt Sekher
EL HIJO MAYOR
No olvidemos que al nacer el hijo, tanto él mismo como los padres, se
recibieron el mismo día con un título que parece académico:
“HIJO, PADRE, MADRE.
Sin embargo ninguno de ellos recibió ese título en ninguna Universidad.
El mayor para los padres al ser el primer hijo, es el que mas tiene o da
preocupaciones
Cada uno de los padres, irá a ver si esta durmiendo cuando no lo escuchan
le consentirán mil caprichos, le darán todo lo que quiere. Se asustarán
tremendamente cuando haga fiebre y mil preocupaciones más que por
experiencia lógicamente no la tendrán con los siguientes hijos.
El hijo mayor examina a los padres, no se le pierde ni siquiera una mirada
de soslayo entre ellos, parece que su visión y sentidos fueran
telescópicos.
Establece los antecedentes para la educación de los hermanos que vendrán,
no cabe duda.
“Los hijos nos abren un nuevo mundo y nos damos cuenta que no sólo
enseñamos, sino que tenemos mucho que aprender de ellos también.
Antes de que los hijos nazcan, los padres se ven a sí mismos como unos
profesores de por vida. Le enseñarán al hijo a andar en bicicleta, a leer
lo que leían de chicos, a ser generosos y honestos. ..
Lo que no se imaginan es lo mucho que los niños enseñarán a sus padres, al
enfrentarlos a cientos de situaciones nuevas con las que aprenderán sobre
su ser más profundo, su relación con los demás y el mundo en general”.
Dice Cecilia Fontaine.
Los padres tratan de imponerle un ritmo de desarrollo al niño, y eso es un
error.
Quieren que camine a los diez meses, para que controle antes los
esfínteres y lo sobreestimulan para que los nombre lo antes posible. Otro
error.
Y serían miles de ejemplos más.
De esta forma el hijo mayor impulsado por los padres empezará a asumir su
rol como padre frente a sus hermanos menores, sobre todo en familias
grandes.
Con este molde, los hijos mayores son sobreadaptados o sobremaduros, dicho
de otro modo, personalidades muy exigentes y de gran responsabilidad. Les
cuesta reconocer debilidades y agobios y en el futuro pedirán ayuda muy a
último momento.
El hijo mayor puede y debe ayudar siempre que no se barra con su
individualidad ni que sea un sustituto del padre. Ningún hermano tiene la
obligación de hacerse cargo en forma permanente de otro, salvo casos
extremos de orfandad o abandono.
Generalmente son niños responsables, autoexigentes y que no expresan sus
necesidades afectivas, se asocian a altos niveles de rendimiento
académico.
En resumen, muchos primogénitos son "ideales". Pero eso no asegura el
equilibrio emocional porque viven para los demás y de lo que los demás
piensan.
Su seguridad afectiva la basan en el éxito intelectual-profesional
acarreando en el fondo grandes problemas de autoestima.
Mejor sería relajarlos en su rendimiento escolar y hacerles ver cuánto se
los quiere por otras cualidades como sencillez o alegría.
Aunque no es general, es común que los hijos mayores sean muy obedientes,
responsables y atentos, y en su defecto, poco espontáneos, originales y
creativos.
A veces los mayores crecen con cierto temor, que no perciben hasta que son
adultos. Temor de no cumplir cabalmente con todas las expectativas de unos
padres que lo adoran y que han hecho "todo" por él.
De alguna forma esto se ve reflejado a la hora de elegir alguna carrera
profesional. Como muchos llevan el nombre del padre, se niegan a seguir su
misma carrera, sobre todo cuando son hijos de padres "brillantes". No
quieren tener los mismos profesores que los marcarán desde el comienzo
esperando que sean como su progenitor.
Si hay padres con altas expectativas el fracaso es muy doloroso para el
hijo.
Como los hijos mayores se sienten exigidos, pero a la vez muy queridos y
de hecho lo son, generalmente cumplen con las expectativas de sus
progenitores.
Se convierten en buenos alumnos y mejores profesionales, lo que les da
gran seguridad en si mismos. A la vez tienen toda la materia prima para
constituirse en maridos y padres dedicados y responsables. Es bastante
común que ellos cuando se casen construyan una familia sana y estable, lo
que sumado a un buen trabajo, ambas situaciones logradas con su propio
esfuerzo hacen que este primogénito una vez crecido y con hijos propios se
convierta en un hombre realizado y feliz.
El hijo mayor abre terrenos jamás pisados por él y por sus padres. El hijo
mayor pareciera ser un privilegiado: acapara casi todos los álbumes de
fotos y filmaciones familiares.