Si eres mujer, es fundamental que no te olvides jamás que, aunque estés casada,
debes seguir tratando a tu esposo como si fueras su amante.
No olvides nunca cómo eras tú cuando él se enamoró de ti. Mantente serena frente
a cualquier dificultad, trata de no discutir. Al contrario, dialoga siempre, y
escucha las dificultades que pueda tener tu esposo. Y trata de comprenderlo,
pero no permitas que traiga los problemas del trabajo a tu casa y lo mismo debes
hacer tú.
Cuando llegues a la puerta de tu casa detente un minuto y deja todos los
problemas que hayas tenido en la calle. No los entres, si no el ambiente dentro
de tu hogar se hará insostenible.
Otra cosa importantísima es tu aseo y tu coquetería. Mantente atractiva
eternamente. No te abandones, acicálate desde la mañana todos los días, aunque
lleves más de treinta años de casada. Y en el sexo, trata de ser la mejor de las
amantes del mundo. Conserva a tu marido complacido en ese aspecto.
Si eres hombre, el hecho de que te hayas casado o convivas con una mujer no
significa que ya la conquistaste y que ella es un objeto más de la casa o una
sirvienta que está allí para satisfacer tus necesidades. Colabora con las tareas
de la casa. Sé comprensivo con ella en "esos días" en los cuales se encuentre
indispuesta. Es muy común ver que los hombres se quejan mucho más de sus esposas
cuando ellas se sienten enfermas. Para todo hay remedio. Y a ambos les
recomiendo que no piensen en enfermedades.
LA VIDA SEXUAL
Cuando practiques el sexo con tu señora, conviértete todos los días en el Don
Juan más seductor. Trátala con delicadeza y ternura, y recibirás de ella lo
mejor. No olvides que la mujer biológicamente necesita más tiempo para estar
preparada para la relación sexual.
Cambiar tus condiciones sexuales es mucho más sencillo de lo que tú mismo puedas
imaginar. Si tu pareja se lleva mal contigo en el aspecto sexual, trata de
hablar de este tema con él o ella. Conversa profundamente y con mucha
tranquilidad. Si la amas de verdad podrás hacerlo.
En una pareja, siempre que sean fieles uno al otro, hay miles de fantasías que
se pueden realizar, y nada de lo que hagan entre los dos es pecado.
Si él o ella no te llaman ni te buscan, hazlo tú. No pienses que el otro siempre
es el que tiene que dar el primer paso.
Si ya están casados, no sientas la relación sexual como un deber que hay que
cumplir. No te sientas usado o usada. Al contrario, vete a la cama con la mente
puesta en que tú deseas esa relación y que tú eres el que la necesita.
Y
disfrútala a pleno.
Si eres hombre, sé tierno, comprensivo, suave. Prepara a la mujer debidamente,
puesto que ella necesita más tiempo que tú para disponerse a hacerlo. Es una
realidad biológica.
Pregunta a tu pareja qué es lo que le gusta y qué es lo que no. El no hablar del
tema sexual es la causa de muchos rompimientos inexplicables.
Cada etapa de la pareja tiene su forma de vida sexual: una cuando están solos,
otra cuando los hijos son bebés; la que sigue, cuando los mismos son mayores, y
la siguiente cuando quedan solos nuevamente, en que se puede volver a empezar.
La última, cuando son abuelos. Todas las etapas son distintas e igualmente
hermosas.
No se puede negar la importancia del sexo en la vida, pero si en una pareja
existe ternura, comprensión, caracteres comunes, afinidad, amor y pasión, el
sexo será grandioso.
Si por cualquier accidente tu pareja se queda sin poder ejercer relaciones
sexuales, no tienes porqué abandonarlo si lo amas de verdad.
Los místicos saben mucho acerca de utilizar la fuerza sexual en el desarrollo de
sus mentes. Se trata de trasladar esa energía hacia la mente.
Si eres mujer y ya
estás casada, no vayas a la cama sucia, ni de ruleros, ganchos en el cabello,
cremas en la cara, o camisones del tiempo medieval.
Si eres hombre y estás casado, no te olvides tú tampoco de estar aseado, de no
ser grosero ni violento, ni hacer inmundicias cuando haces el amor. Esto
ahuyentaría a cualquier mujer de tu lado.
Para todos, hombres y mujeres, no olviden que la higiene es fundamental e
importantísima.
Las caricias y los besos durante el día, son una de las causas que más
favorecerán el sexo feliz y placentero en la noche.
Si tú y él han peleado todo el día y no se dirigen la palabra, no esperen tener
sexo satisfactorio y feliz para ninguno de los dos.
Si eres casado, haz el amor con tu cónyuge como si fueras su amante.
No porque seas hombre tienes el derecho de ser infiel sexualmente.
No porque tu marido no te satisfaga tienes el derecho de serle infiel.
Y por supuesto, también a ti como hombre te digo: no traigas tus problemas para
dentro de tu casa y no te descargues en tu esposa. Pues si discutes, no esperes
que ella se entregue a la noche ni quiera amarte como pretendes.
Nadie desea besar o acariciar o tener sexo con alguien que lo pelea todo el día.
Las mismas pautas se aplican tanto para el hombre como para la mujer.
Para el hombre que tiene una esposa que trabaja fuera del hogar al igual que él:
recuerda siempre que ella trabaja el doble, y que por la tarea del hogar nadie
le paga, por lo tanto le pagas tú. Con cariño, comprensión y ayudándola en todo
lo que puedas.
A las mujeres nos encanta y fascina un hombre que de vez en cuando se pone un
delantal y va a la cocina a preparar algo, como también aquel que se da maña
para arreglar cualquier artefacto del hogar. O que por lo menos hace el intento.
El hombre con delantal es en extremo atractivo y seductor. ¿No lo sabías? ¡Pues
ya lo sabes!
Y a ambos les recomiendo que dialoguen siempre, apaguen el televisor para
conversar o jugar juntos, o salir a caminar. O bien busquen cualquier otro
entretenimiento. Aunque no tengan dinero, siempre hay mucho para hacer.
UNA FORMA SUTIL DE ARREGLAR PROBLEMAS
No se olviden de cómo eran cuando se conocieron y lo que hacían en aquellos
momentos en que surgió el amor.
Y no olviden ninguno de los dos el efecto que tiene traer de vez en cuando una
flor al hogar.
Si han discutido sin haber llegado a ninguna solución y quedaron resentidos, hay
una forma muy sutil y eficaz para resolver malos entendidos entre una pareja:
una carta.
¡Sí! Una carta que le escribirás a él o a ella y se la dejarás en la casa cuando
te vayas a trabajar, en un lugar discreto pero visible.
En esa carta expresarás lo que sientes y si él o ella no te escuchó, tendrá
forzosamente que leerla. Recuérdale lo más bello de su persona, por lo cual te
enamoraste. Te contestará tal vez del mismo modo, o no, pero verás que cuando
vuelvas al hogar la situación habrá cambiado.
Se acostumbrarán a este tipo de comunicación y verán que da un resultado
excelente cuando es imposible hablar, ya sea porque discuten o porque los hijos
se encuentran presentes.
La carta es un medio de comunicación muy efectivo y beneficioso para solucionar
muchos conflictos cuando la palabra hablada no es adecuada porque se llega al
grito o al insulto.
OTRAS SITUACIONES
Existen situaciones que son verdaderamente insoportables: cuando hay violencia
familiar, alcoholismo, drogas, infidelidad, y otros innumerables casos.
Es en estas situaciones en las que tiene que intervenir un profesional de la
Medicina, ya sea el médico de cabecera, un Psiquiatra, un Psicólogo, un Abogado,
un Asistente Social, e incluso un Parapsicólogo, quienes, con su debida
preparación, sabrán diagnosticar con exactitud y aconsejar la dirección a
seguir.
No tengas temor ni vergüenza en ir a consultarlos. Ellos también son seres
humanos y sabrán atenderte como es debido. Del mismo modo, existen en la
actualidad muchas instituciones nacionales de prestigio que están al servicio de
la población para ayudarte a enfrentar y solucionar este tipo de problemas.
Pero por sobre todas las cosas, no dejes de pedir ayuda. Busca soluciones,
porque las hay.
No te dejes manipular por personas violentas, alcohólicas o de otro tipo de
adicción. No tienes porqué sufrir estas situaciones. Quiérete a ti mismo y a los
demás, aún a los que te hacen sufrir.
Pero ante todo quiérete a ti mismo, y no
permitas que te hagan sufrir. El único camino es el que te indiqué: pedir ayuda,
con mucho valor y con confianza porque tu vida y la de tus seres queridos puede
cambiar. Verás que con el tiempo te lo agradecerán, y tú te sentirás muy feliz
de haber actuado como debías.
El ser humano nace únicamente vestido con dignidad, y esa vestidura, la
dignidad, es la que deberá llevar toda la vida.